Fútbol
El desencanto de la selección mexicana.
Los dueños del fútbol mexicano insisten en repetir modelos que no funcionan, ciclos que no llevaron a nada a la selección.
Cada eliminatoria se repite la misma premisa, cambio de técnico, malos resultados, llega un mesías a rescatar al equipo, lo califica; pero como tuvo poco tiempo tampoco llega lejos.
El fútbol mexicano se ha estancado en un terrible bucle, la historia sin fin de cuadros que no rinden, jugadores que son impuestos porque venden camisas o por que terminan siendo un producto para vender a la selección.
El negocio se ha visto amenazado por los resultados, y no es por cuestiones de capacidad de los entrenadores si no por la insistencia de los directivos de imponer condiciones que los DT tienen que seguir sí o sí.
El resultado deportivo y el crecimiento de jugadores queda muy por debajo de las prioridades, se insiste en cuidar y crecer figuras con base en su popularidad y carisma y no por la capacidad futbolística.
Cuántos Ochoas, cuántos Guilles Franco necesita esta selección para demostrar ser competitivos.
La insistencia en poner nuestras esperanzas en jugadores extranjeros, que son vendidos como la solución a la falta de goles o la creación de juego sigue siendo lo mismo: un espejismo.
Con este resultado en Honduras se pudo ver que el proyecto de Aguirre no está bien planeado, no parece tener una estructura de juego ni una idea clara de lo que plantea este director técnico.
Se vio a un Aguirre envejecido, un pan sin sal, agotado, inoperante, la banca no es mala pero se puede ver que las vacas sagradas permanecen más fuertes que nunca.
Tener a Javier en este nuevo ciclo se siente igual que cuando se regresa con la ex, al principio se siente la emoción pero conforme pasan los días vamos descubriendo que sigue siendo igual, con las mismas mañas y que no ha cambiado en nada.
Nos seguimos preguntando por qué no usar la base de la selección con los jugadores de los equipos líderes, por qué no aprovechar el momento de jugadores del Cruz Azul Y Toluca para armar un cuadro competitivo.
¿Hasta cuándo terminará este desencanto llamado selección mexicana?
José Felipe Gómez Cahun